Puedes tener una muy buena estrategia de ventas, excelente disposición para atender al público, y el mejor personal encargado de tu negocio.
Pero si al momento de interactuar con tus empleados y clientes, no generas credibilidad, ¡perderás grandes oportunidades!
La gente de inmediato cambiará el foco de atención sobre lo que le dices, y aquello que planteas pasará a un segundo plano.
Posiblemente tu autoestima caiga, y solo pensarás en lo que no hiciste bien cuando les hablabas.
Sucede que para poseer una incuestionable credibilidad, se hace necesario poseer “buena comunicación oral”.
Para que puedas identificar, y mejorar la manera en que te expresas, ten en cuenta las siguientes consideraciones:
1.- Reduce la velocidad
Si hablas demasiado rápido, especialmente con personas que no te conocen, será más difícil que tu mensaje llegue adecuadamente a los interlocutores.
Preocúpate por hacer las pausas necesarias para que la gente tenga el tiempo de procesar la información, y entender con claridad lo que quieres decir.
No se trata de hablar muy despacio, como cuando estás charlando con alguien que no entiende tu idioma, ¡claro que no!
De lo que te hablo, es de no afanarte produciendo miles de palabras por minuto, sino ir midiendo las mismas y su ritmo de acuerdo con las respuestas de tus clientes.
2.- Sonríe
La sonrisa es la puerta de entrada para cualquier conversación. Genera un clima agradable y de confianza, en el que la otra persona estará más dispuesta a oírte.
Cuando sonríes tu tono de voz y tu aspecto cambian, lo cual puede incidir positivamente en la respuesta que busques en el otro.
No sonrías como una hiena que quiere conseguir algo (eso espantará a tus clientes).
Sonríe de manera natural, con calma, transmitiendo buenas energías y una actitud favorable hacia el otro. Esa es la forma real de sonreírle al mundo y a la gente.
3.- Evita las muletillas
El uso de palabras repetitivas en el inicio, desarrollo o culminación de una conversación, hace que tu discurso sea monótono y aburrido.
Además muestra falta de cultura básica, y de un repertorio verbal lo suficientemente amplio para tener un diálogo fluido.
Lo mismo ocurre con el uso de interjecciones como: “jmmm”, “ehhh”, “este”, “ajá” y otras parecidas.
Puede indicarles a tus clientes que no estás seguro de lo que hablas o peor aún, a creer que les mientes, lo que les llevará a dudas sobre tu oferta.
Para superar ese problema, es aconsejable que grabes tus conversaciones, así conseguirás tomar conciencia de las dificultades, y además adquiere el hábito de leer para que puedas ampliar tu repertorio verbal.
4.- Haz pausas
Las pausas son necesarias en cualquier conversación. Son instantes en los que se procesa la información, y con ellas le das a los clientes tiempo para organizar sus ideas.
Así mismo, te permiten planear las siguientes intervenciones de tu discurso.
Si los saturas de información mientras ellos hacen silencio, puedes generarles una actitud negativa hacia a ti, porque será claro que quieres meterles por los ojos un producto.
5.- Usa frases de conexión
Una de las mayores dificultades al hablar es cómo pasar de un tema a otro apropiadamente, sin generar vacíos en la conversación.
Para evitar lo anterior, son muy útiles las frases de enlace que, además de ayudarte a abordar uno a uno los diferentes temas a cubrir en una negociación, también te permiten ir cerrando puntos, y dejando claros los aspectos tratados.
Estas frases son uno de los recursos que distinguen a un buen interlocutor, de otro menos experimentado.
La elegancia y el estilo con el que se usen dichas pausas, marcará la diferencia en la manera en la que te perciben los clientes.
Frases como “este…mejor veamos otra cosa”, “de todos modos está bueno” u otras parecidas, más propias del lenguaje coloquial que de una conversación formal, pueden ahuyentar a tus compradores.
6.- Tampoco seas tan formal
¡Los extremos no suelen ser buenos!
No debes ser tan coloquial, como mencionamos en el anterior punto, ni tampoco emplear frases tan elaboradas o formales como para que los compradores tengan que llevar un diccionario o pensar mucho para entenderte.
El uso de expresiones poco comunes e inadecuadas para el contexto de un proceso de compra, más que mostrarte como alguien inteligente o culto, te hará ver como alguien pretencioso.
El proceso de ventas, no consiste en tener una conversación académica; sino de transmitir la información de manera clara y directa, sin ruidos que perjudiquen la comprensión del interlocutor y la posterior negociación del producto.
7.- Amplía tu diccionario
Volvamos sobre el punto anterior, no debes usar un vocabulario pobre y coloquial, ni uno excesivamente formal. Debes equilibrar las palabras adecuadamente para comunicarte.
Para ello, deberás empaparte del lenguaje técnico propio del sector de negocios.
Lo que corresponde hacer, es tener un buen diccionario y agregar palabras a tu base de datos personal y memorizar aquellas que te sean más útiles.
Pocas veces se pierde tanto la autoridad en una negociación, como cuando se le pregunta a un vendedor por un término que usa o que está escrito en la descripción del producto, y este no sabe dar cuenta de lo que significa.
En mi caso, y en el de muchos compradores, sorprender a un vendedor que no sabe de lo que habla, genera de inmediato una reacción negativa hacia la compra, puesto que es difícil confiar en alguien que vende algo que no conoce completamente.
8.- Usa la voz activa
En los diferentes idiomas puedes usar una voz pasiva o una voz activa. La diferencia está en la manera en que muestras que haces parte de la acción.
Por ejemplo, si dices que: “La empresa se preocupa por ofrecer los mejores productos” es muy diferente a expresar que: “Ofrecemos los mejores productos”.
La primera frase es un ejemplo de voz pasiva, y la segunda está dicha en voz activa.
Aunque aparentemente pareciera cambiar la estructura de la oración, en realidad, el concepto se modificó por completo.
Ya que en el segundo caso estás haciéndole saber al cliente que no solo eres un vendedor que trabaja por un sueldo sino que también crees en la empresa y estás comprometido con ella.
Por supuesto, la intención de compra también cambiará radicalmente en uno u otro caso.
9.- Evita dichos orales
De acuerdo con tu generación, habrá algunas frases que hayan sido usuales entre tus amigos. Palabras y dichos como: “o sea”, “oki doki”, “por fa”, “de pelos” no suelen ser las mejores cartas de presentación.
Igual que mencionábamos en anteriores numerales, el habla de un vendedor debe caracterizarse por la diplomacia y la corrección natural, sin impostaciones y sin marcas de clase o dichos que afecten la comprensión y la credibilidad.
En algunos casos, ese tipo de frases pueden ayudar a la comunicación, pero deberás ser estratégico e inteligente para saber en qué momentos, y con qué tipo de clientes puedes usarlas para apalancar la comunicación y el proceso de venta.
10.- No uses palabrotas
Aunque no debería ser necesario mencionarlo, evita a toda costa usar groserías e insultos cuando hables con los clientes.
Esto incluye agravios a otros compradores o a la competencia. Más allá de afectar a un tercero, será tu imagen la que salga perjudicada, y por su puesto, tus oportunidades de ventas.
11.- No seas monótono
Tal vez recuerdes a ese profesor o profesora que aburría usando el mismo tono poco animado durante toda la larga clase.
También recordarás el resultado: ¡nadie le prestaba atención, ni se enteraba de lo que decía! Menos aún lograba convencer.
Es necesario cambiar el tono de tu voz de acuerdo con la emoción que estás transmitiendo.
No digo que seas un payaso que anime cada frase con efectos sonoros, pero si debe haber relación entre lo que dices, el estado anímico y el tono que los acompañan.
Nadie te creerás si estás describiendo las cualidades de un producto en un tono plano, sin pasión ni gusto. Parecerá que simplemente lees algo en lo que no crees o que no te importa.
12.- Respira
Saber respirar es fundamental para la salud, el ánimo, controlar la ansiedad, energizar el cuerpo, y claro: ¡para hablar correctamente!
Sé consciente de la manera en que respiras; la mayoría de nosotros no sabemos cómo optimizar el sistema respiratorio para darle profundidad a la voz y oxigenar la mente y el cuerpo.
Antes de iniciar una conversación (sin que sea evidente) toma por lo menos un par de respiraciones profundas y lentas, llevando el oxígeno hasta tus pulmones.
Deja que el aire entre, y siente cómo llega hasta el área abdominal, mientras cuentas lentamente hasta ocho. Haz el procedimiento contrario para exhalar.
Te invito a probar este ejercicio y verás que de inmediato te relajas y eres capaz de hablar con más propiedad.
La mejor opción es hacerte consciente de lo que haces bien y lo que no cuando hablas.
Para ello es útil que les consultes a tus amigos, familiares y compañeros de trabajo, así podrás identificar esos puntos a mejorar.
Hablar bien no solo te servirá para incrementar las ventas; sino que es una herramienta fundamental para la vida.
Ya lo sabes, negociar es un proceso que va más allá de conseguir un intercambio económico, debes prepárate cada día y tener confianza en ti mismo. La mejor clave es el convencimiento.
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