A muchos nos pasa. Después de un tiempo de estar en un trabajo, las cosas cambian, o cambiamos nosotros, y la empresa que antes fue una buena oportunidad se convierte en un lugar del que queremos escapar, pero nos sentimos atados tanto por razones personales como profesionales.
Entre estos lazos que nos unen a nuestro trabajo, los más frecuentes suelen ser:
Sencillamente no tienes otra opción laboral. Los índices de desempleo son altos en la mayor parte del mundo y no quieres hacer parte de esas estadísticas rojas. Con frecuencia oyes de colegas que están sin trabajo desde hace tiempo y no han conseguido ubicarse en un nuevo empleo.
Solo la idea de salir de un trabajo para quedarse en la casa a revisar periódicos y páginas web en busca de empleo te paraliza del miedo.
Llevas mucho tiempo haciendo lo mismo y con los avances permanentes del mundo no sabes si eres competente en lo que haces o si ya otros saben hacer las cosas mejor que tú.
Los más jóvenes ahora terminan la universidad y en algunos casos solo con un año más de estudios tienen una maestría. Tus credenciales académicas y el tiempo que ha transcurrido desde que terminaste la universidad pueden hacerte sentir inseguro en cuanto a tus competencias profesionales.
Ya te sientes un poco mayor y las estadísticas claramente indican que a mayor edad más dificultades para conseguir un empleo, de manera que prefieres tener algo seguro aunque no sea satisfactorio.
Por supuesto que necesitas el dinero, o sino no estarías en ese trabajo. Aún si no te pagan bien, es dinero seguro mes tras mes. Las deudas y las obligaciones económicas harían que entrarás en una profunda crisis tan solo si dejas de percibir dinero por un mes, peor aún si la ausencia de ingresos se prolongara por varios meses.
También puedes sentirte comprometido con una empresa en la que has estado muchos años y a la que quieres. No quieres abandonar el barco cuando la marea crece.
A veces el trabajo, por mal que esté, nos da una salida, un aire menos cargado para respirar. Cuando las condiciones familiares y personales no van por buena vía, agregarle el problema de buscar un nuevo trabajo no parece ser lo más oportuno.
Estás en el momento en el que quieres cambiar de rumbo y buscar otra área laboral, o montar tu propio negocio, pero dejarías la seguridad de un trabajo fijo con salario todos los meses por la incertidumbre de la autogestión y el emprendimiento.
Incluso si tu trabajo te gusta y antes te era satisfactorio, las condiciones sociolaborales y el clima de trabajo puede hacer que te sientes estresado, molesto e insatisfecho.
En ocasiones el jefe no facilita las cosas, no da libertad para hacer lo que consideras conveniente o pone condiciones y metas que no son realistas, que sobrecargan y perjudican tu bienestar, al punto que casi sabes que para vivir bien necesitas abandonar el trabajo.
Esta situación de estar en un lugar haciendo algo que no queremos tiene consecuencias negativas tales como el estrés y el burnout.
El estrés es una reacción natural y adaptativa de las personas frente a los eventos del contexto.
Lo que ocurre es que la bioquímica del cuerpo nos mueve a prepararnos para enfrentar las eventualidades.
Un poco de estrés está bien para movernos a la acción, pero si es permanente y excesivo genera desgaste, malestar, descenso del rendimiento, enfermedades e incluso problemas mentales como el bornout o síndrome de desgaste profesional, caracterizado por la fatiga crónica y la baja eficiencia.
Como un bucle de retroalimentación, estas consecuencias causan mayor estrés y problemas interpersonales en un ciclo permanente que si no se soluciona puede generarte graves enfermedades físicas y mentales.
En casi todos estos casos, interviene algo que en la psicología cognitiva se llama la «fijación funcional».
Eso significa que has tirado el ancla y está tan atascada en el fondo que se requiere mucha fuerza y esfuerzo para levantarla y moverse a otro lado.
El costo de ese cambio es muy alto y prefieres tener algo seguro a enfrentarte la incertidumbre.
La cuestión que está en el fondo, más abajo que el ancla, es que en la mayoría de los casos no se darán todas las condiciones ideales para cambiar de empleo y que en algún momento, mejor antes que tarde, aunque las condiciones no sean las adecuadas, deberás buscar nuevos horizontes.
Lo que sí puedes hacer es analizar con cabeza fría todos los elementos y hacer un plan para mejorar tu situación.
Antes de ejecutar la decisión, procura estar preparado en algunos aspectos que te mencionaré a continuación.
1.- Pon En Orden Tus Finanzas
En la mayoría de los casos es lo que más amarra a los empleados a la silla de su escritorio.
Es necesario romper ese ciclo de dependencia saneando las finanzas, no solo para la decisión de cambiar de trabajo sino en general para la vida.
Lo que puedes hacer es cuantificar y ordenar tus finanzas.
Si tienes deudas significativas puedes formalizar y activar un plan de pagos ajustándote el cinturón y empleando el dinero que de esa manera ahorras en la reducción de esas deudas, de acuerdo con una línea de tiempo que establezcas.
Necesitas tener un presupuesto semanal y mensual, en el que antes de recibir el salario sepas cuál será la destinación de cada rubro.
Otra cosas importante es tener un fondo de emergencias. Destina un porcentaje fijo de tus ingresos para tener rápidamente un fondo para imprevistos.
Puedes acongojarte por no haberlo hecho antes para ahora tener libertad de decisión, o iniciar desde ya mismo pensando a mediano y largo plazo.
Una vez tengas clara tu situación económica, tendrás más elementos para medir el riesgo de cambiar de empleo, sin olvidar que lo importante es vivir con tranquilidad y en felicidad, así que no dudes en tomar las decisiones que necesites para vivir mejor, lo cual no indica que esas decisiones deban tomarse de inmediato.
Al contrario, vivir mejor implica preparar el camino mirando hacia el fondo, a largo plazo.
Lee nuestro articulo sobre la Libertad financiera: Crea un plan financiero para tu futuro
2.- Ordena tus prioridades
En ocasiones, la necesidad que se siente de cambiar de trabajo obedece a razones diferentes a las que pensamos, o a situaciones no tan graves.
Haz una lista de intereses y ordénalos de mayor a menor, para que sepas cuáles son tus prioridades personales y familiares.
En ese listado incluye lo que necesitas para sentirte bien en tu trabajo. Al evaluar los datos podrás identificar si las causas del malestar son modificables en el trabajo o si son tan graves e inmodificables que es mejor buscar nuevos rumbos.
En ese caso, piensa en qué te gustaría hacer realmente, a qué quieres dedicar tu vida. Tal vez ya has acumulado experiencia y lo que quieres es una empresa propia.
En otros casos, el teletrabajo puede ser una opción que alivie tensiones y que te de ingresos con los que vivir bien.
En cualquier caso no te precipites.
Tómalo con calma pero con decisión. Una forma de perseguir tus sueños puede ser la de comenzar a trabajar desde ya por ellos, sin necesidad de abandonarte a tu suerte en situación de desempleo.
Planea y prepárate antes de saltar.
Eso te evitará cometer errores. En el análisis puedes encontrar que el trabajo no es un problema sino un síntoma de otra cosa que te está molestando.
Debes ser un estratega para identificar las causas reales para luego modificarlas.
Lo más importante, desde mi perspectiva, es no aplazar la felicidad.
Puedes decidir disfrutar lo que tienes ahora y ampliar esa satisfacción iniciando con nuevos planes.
Ese mismo ejercicio produce bienestar y razones para liberarte de las ataduras autoimpuestas. Para volar hay que extender las alas y permitirse sentir el viento.
Ver También:
- 20 Habilidades De Una Persona Para Tener Éxito En El Trabajo Y En Los Negocios
- Los 10 Trabajos Mejor Pagados Que Puedes Aprender Por Internet
- Como Crear una Estrategia de Trabajo – Conoce las 4 Mejores Herramientas de Productividad