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21 consejos de cómo hablar en público y vencer el miedo

No basta con tener buenas ideas.

Si quieres hacer que el mundo escuche tus ideas,  debes aprender a comunicarlas de tal manera que contagies a los demás de tu entusiasmo y los convenzas de lo que quieres transmitirles.

El arte de hablar en público, y de la oratoria en general, es una de las herramientas más útiles para triunfar tanto en los negocios, como en el ámbito personal.

¿Cuando vas a hablar en público te sudan las manos? ¿sientes nauseas? ¿se te atoran las palabras en la garganta? ¿el corazón te palpita como si fuese a estallar y el estómago se te retuerce?

Bueno. Te puedo decir que lo puedes superar. Yo lo hice.

En la adolescencia era incapaz de hablar en público. Pero me esforcé en trabajar en mis habilidades sociales con disciplina, y eso me permitió aprender a exponer con fluidez y sin presión ante públicos pequeños y grandes.

21 Consejos Para Hablar En Público y sin Miedo

Aquí te presento algunas ideas que te pueden ser útiles en ese propósito de hablar en público y no morirte de ansiedad en el intento.

1.- Organízate

La improvisación genera mayor ansiedad. Si tienes claras tus ideas y has organizado el esquema de tu discurso, habrá menos razones para temer hablar en público.

La organización mental es el primer paso para tener el control de lo que vas a decir.

2.- Practica y prepara

Necesitas practicar una y otra vez lo que vas a decir, especialmente si consideras que tienes dificultades para expresarte.

No intentes memorizar, porque si se te olvida una sola palabra, quedarás frenado sin poder continuar. La estrategia de memorización tampoco te permite comprender a profundidad el tema ni estar preparado para responder preguntas.

Mejor opción es escribir un guion con los puntos clave, anotando las palabras que te permitan recordar toda la frase.

Pero no transcribiendo las ideas completas porque tenderás a memorizarlas, con lo que perderás fluidez y temerás permanentemente olvidar lo que vas a decir, con la consecuencia de aumentar tu ansiedad.

Otra cosa que puedes hacer en la preparación, es pensar en las posibles preguntas y responderlas, de tal forma que estés preparado para responder bien frente a esos interrogantes que puedan surgir.

3.- No temas al rechazo

Tenemos derecho a opinar diferente. Justamente la diversidad de pensamientos es lo que contribuye a que creemos proyectos más potentes.

Mirado el mundo desde un único punto de vista, el desarrollo se hace más lento y torpe. Entonces, no temas opinar diferente y piensa que si te están escuchando es porque te lo has ganado.

Tus ideas, si son producto de la reflexión y el análisis, son valiosas como mínimo para la discusión y para ver de forma alternativa los hechos.

No te preocupes si las personas no están de acuerdo porque tú tienes justificaciones para pensar de esa manera y es en la negociación que las diferentes ideas se acercan para construir algo más grande.

Adicionalmente, ¿qué es lo peor que puede pasar si no están de acuerdo? El mundo no se detiene ni se acaba si te equivocas. Al contrario, los errores son una de las mayores fuentes de aprendizaje.

4.- Mantén un ritmo pausado

Cuando hables, intenta mantener un ritmo o flujo que mantenga el interés de las personas que te escuchan. Igual que con las canciones, cuando hablamos tenemos un ritmo específico. Si eres muy plano, no cambias de tono en toda la conversación y no muestras emociones, la gente se aburrirá.

Pero si tu ritmo está acompañado de emociones (sin ser excesivo), estás animando tu discurso, haciéndolo más fácil y agradable de seguir. No olvides cambiar el tono de acuerdo con lo que estés diciendo, para que se mantenga la atención en ti.

También ayuda el hablar con frases cortas, pausadas, orientadas siempre al objetivo de la comunicación, sin irte por las ramas o perder el hilo discursivo.

5.- Háblale al espejo

El espejo será tu laboratorio personal. Puedes hablarle al espejo para probar diferentes formas de comunicarte y practicar, hasta que con el tiempo y la experiencia tus habilidades comunicativas te permitan desenvolverte con soltura.

Al practicar en el espejo ten en cuenta:

Las expresiones faciales y gesticulaciones: con frecuencia no sabemos qué dice nuestra cara cuando hablamos y a veces la ansiedad se ve en nuestros gestos. Puede leerse equívocamente como mal genio o malestar.

La expresión corporal: el cuerpo habla por nosotros. Si tu espalda está curvada hacia abajo con la cabeza, si no sabes qué hacer con tus manos o si tu cuerpo está hacia atrás o con los brazos fuertemente cruzados hacia el frente, estarás transmitiendo inseguridad, malestar, prevención y actitudes semejantes.

En esos casos, las personas no sabrán si prestar atención a lo que estás diciendo con tus palabras o lo que dices con el cuerpo.

Calidez: es importante que se expresen con tus palabras tu entusiasmo, interés y cordialidad. Si no sentimos un ambiente cálido en la conversación, estamos menos dispuestos a confiar en el interlocutor.

6.- Graba tu voz

Además del espejo, puedes grabar tu voz en un discurso o comunicación completa, preferiblemente extensa.

Luego analiza de manera constructiva (no reprochándote todo) lo que haces bien y aquellas otras cosas que deben mejorarse. No seas tan duro y reconoce el valor de lo que has logrado.

Aunque a veces nuestra voz suena extraña en las grabaciones y no nos gusta oírla, es necesario que te habitués y sepas cómo se registra para mejorar en lo que creas pertinente.

Ve cosa por cosa, de lo más simple a lo más complejo. Intentar cambiar toda tu forma de expresión de una sola vez es poco realista y genera mayor ansiedad.

En cambio, si empiezas por lo fácil irás haciendo cambios progresivos y te sentirás mejor contigo mismo, lo que te dará mayor motivación para continuar en el proceso de cualificación de tus habilidades comunicativas.

7.- Controla tu respiración

El manejo de la respiración es más importante de lo que creemos. Regula el oxígeno que te llega al cerebro, el cuerpo y la voz, entre muchas otras cosas.

Nuestro sistema de producción del lenguaje es una caja de resonancia, un instrumento musical de viento, por lo que respiraciones profundas y lentas facilitarán su uso dándote mayor proyección y potencia.

Respirar profundo también te ayuda a relajarte. Respira llevando el aire hasta el estómago mientras cuentas hasta ocho, y luego expira nuevamente contando lentamente hasta ocho: hazlo ahora mismo y verás que de inmediato sientes cómo te relajas.

8.- Dile tu discurso a otra persona

Cuando tengas listo el discurso o comunicación que debes pronunciar, bien puedes probar diciéndoselo a otras personas de confianza, o incluso a desconocidos, lo que será una prueba más difícil y por lo mismo más interesante.

Es importante que esas personas sean lo suficientemente honestas y críticas para decirte con amabilidad lo que haces bien y lo que debes mejorar. Evita la retroalimentación de personas destructivas porque tienden a ser menos objetivos y a sobrevalorar las dificultades sobre los aciertos.

Esta práctica te ayudará a ganar experiencia, relajarte con lo que dices, ver nuevas formas de expresarte y resolver los problemas que puedan ocurrir mientras hablas.

9.- Toma clases de oratoria

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En todos los colegios deberían enseñar a hablar correctamente en público para evitar que tengamos ese tipo de problemas en la edad adulta.

No obstante, aprendemos cuando lo necesitamos, y si crees que tienes cosas para mejorar en tu comunicación verbal, bien puedes acudir a un experto o a una escuela en la que te ayuden a cumplir tu objetivo.

No creas que es imposible. Al contrario, con la práctica e instrucción adecuada en poco tiempo verás los resultados positivos.

10.- Haz un poco de ejercicio antes de hablar

Estoy casi seguro de que no se te había ocurrido esto. Cuando haces ejercicio promueves la circulación de la sangre y la oxigenación del cerebro, lo que te ayudará a estar más enfocado, atento y regulado, con menos ansiedad.

Sal a caminar un poco, flexiona las rodillas, haz estiramientos o algún tipo de actividad física leve para relajarte y activarte.

11.- Power Point es solo una ayuda

Si vas a usar una presentación de Power Point o algún programa de presentaciones, asegúrate de tener claro que es solo una ayuda audiovisual que no te reemplaza: eres tú quien tiene las ideas y habla.

Las presentaciones de Power Point deben tener poco texto (no más de 6 líneas por diapositiva) y estar hechas con palabras clave que te ayuden a seguir el hilo discursivo y a recordar lo que quieres decir.

No uses Power Point para leer la información porque perderás la atención y credibilidad del público.

12.- Hidrátate

La ansiedad genera pérdida de líquidos y resequedad en tu garganta. Ten a mano agua para refrescarte. En cambio, evita las bebidas con azúcar antes de hablar en público porque producen resequedad y te será más difícil hablar.

13.- Habla de lo que te Interesa

La motivación, la emoción y la pasión son las claves para dar un buen discurso. Si lo que dices no viene marcado por estos tres elementos, tendrá menos impacto en los interlocutores.

Asegúrate de interesarte tú mismo por lo que vas a decir para contagiar a los demás y lograr mayor credibilidad.

Habla desde tu experiencia y emociones, de manera que transmitas con mayor facilidad, seguridad y comodidad tu mensaje, pero también apóyate en fuentes confiables, para darle mayor veracidad a tu discurso.

14.- Debes saber mucho más de lo que dices

Autores como el magnífico escritor Ernest Hemingway han dicho que por cada palabra que produzcas, debes saber 10 o más palabras sobre el tema.

Esto quiere decir que si hablas de algo, debes conocer a profundidad el tema y poder argumentar y defender tu idea con otras ideas y puntos de vista.

Cualquier persona, excepto los que hablan por hablar, tendrá ansiedad si va a hablar de algo que no maneja con propiedad.

Por eso ocúpate en estudiar el tema y tener un discurso elaborado y completo. Eso hará que tu ansiedad y los temores se aplaquen porque tienes dominio conceptual sobre lo que vas a decir.

15.- Concéntrate en el contenido y no en el público

Siempre encontrarás personas a favor y en contra de lo que dices. De eso se tratan las diferencias individuales. Luego, si intentas satisfacer a todos terminarás ansioso, confuso, siendo poco claro y poco coherente.

Más que en las diferentes reacciones individuales, concéntrate en el contenido del discurso. Si lo has preparado suficientemente, es coherente y lo expresas con claridad, tendrás elementos de juicio para dialogar y negociar con otros.

Eso no quiere decir que solo consideres el contenido sin importar la gente, puesto que el objetivo de la comunicación es interactuar y compartir experiencias y opiniones. De hecho, debes ajustar tu discurso al tipo de público.

Me refiero a que debe primar el contenido sobre las reacciones de las personas.

16.- No te lo tomes personal

En los entornos de trabajo es normal que haya diferentes opiniones e ideas sobre cómo cumplir con las actividades. En las relaciones interpersonales la comunicación tiene como función escuchar, entender, dialogar y conciliar.

En este proceso pueden generarse roces interpersonales que afectan la comunicación. Lo importante será que mantengas siempre en mente que esas conversaciones, a veces un poco espinosas, no se refieren a lo personal sino estrictamente a lo laboral.

17.- No te asustes si alguien no te presta atención

Es normal que cuando hablas a un grupo grande, algunas personas estén concentradas en su teléfono, se vean cansados, aburridos o incluso bostecen. Recuerda que no todo gira en torno a ti y que cada persona está pasando por diferentes situaciones.

Es comprensible que algunos estén allí porque están obligados y no por su interés en el tema. Otros habrán dormido mal o tienen muchas cosas en que pensar. Es normal.

Si eso pasa con todo el público, sí es necesario que revises si la estrategia que estás usando es la adecuada. Incluso puedes detener la charla y hacer algún ejercicio de activación si lo estimas necesario.

18.- Habla sin acelerarte

Cuando hablas rápido, no solo es difícil para las personas seguir tu comunicación, sino que además tienes menos tiempo para respirar. Y si no respiras bien te faltará aire y esto puede generar ansiedad y dificultades para comunicarte.

Al contrario, si hablas con calma tienes más control de ti, del discurso y del público.

19.- Convierte la ansiedad en motivación

Haz una especie de reestructuración cognitiva: cuando tengas ansiedad piensa que esa energía será más útil si la conviertes en el motor para actuar y motivar a otros con tu pasión. Convierte la ansiedad anticipatoria en el combustible para impulsarte.

20.- Medita

Dedica pocos minutos del día a hablar contigo mismo. Intenta ser objetivo y racional para valorar tus cualidades y tus logros.

Concéntrate en las ideas que te generan ansiedad, en las creencias irracionales sobre ti mismo.

Combátelas pensando en argumentos basados en los hechos (vistos de manera realista y no con pesimismo o desde una perspectiva autodestructiva) y en pequeños planes que vayan dándote pequeños logros.

21.-Benefíciate de las Pausas

Haz pequeñas pausas en el discurso. Además de servirte para tomar aire y organizar las ideas, le das tiempo a los espectadores para reflexionar y reaccionar sobre lo que estás diciendo.

Las pausas generan dramatismo y ayudan a que el público no pierda el foco de lo que le estás comunicando.

En conclusión, si te dedicas de manera concienzuda a practicar y enriquecer tu discurso, en poco tiempo lograrás avances considerables que van a permitirte expresarte de manera mucho más fluida, confiada y, sobre todo, eficiente.

Cuéntanos en los comentarios qué te ha parecido este artículo, y no dejes de compartir con nosotros tus propias estrategias para hablar en público o convencer a los demás.


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Escrito porJuan Oliveros

Catedrático, Máster en Administración Financiera, Ing. Industrial, escritor de blogs, padre y esposo devoto. Linkedin Twitter

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