¿Es posible generar un negocio multi-millonario partiendo de pequeños ahorros y sin haber hecho publicidad jamás?
David Tran -fundador de Sriracha, una de las salsas picantes más famosas del mundo- lo logró. Se inició con unos pocos ahorros y construyó su negocio sin marketing, sin patente, sin aumentar jamás el precio del producto y respetando los tiempos de producción.
Actualmente, Sriracha vende 20 millones de botellas por año y es utilizada por personajes de la gastronomía de todo el mundo.
Los usuarios de esta salsa han compartido su entusiasmo por la misma con recetas en sus blogs y redes sociales, y hasta se ha editado un libro. Como si esto fuera poco, en 2013 se estrenó un documental sobre la salsa que cuenta su historia y muestra su proceso de producción.
¿Quieres saber cómo hizo David Tran para transformar una simple receta en un éxito millonario? aquí te lo cuento.
Tomar riesgos para emprender un negocio
David Tran llegó a Estados Unidos en 1979. Viajó desde Vietnam, su tierra natal, en un barco carguero llamado Huy Fong, al que hoy le hace honor con el nombre de su compañía: Huy Fong Food.
Llegando a Boston, notó que no había salsa picante para acompañar su sopa Pho. Entonces decidió llamar a su cuñado, quien le contó que en Los Ángeles había pimientos rojos para poder elaborar su receta.
Sin embargo los comienzos fueron difíciles. Buscó obtener un crédito bancario, pero su solicitud fue rechazada.
Ante la negativa del banco, decidió invertir todos sus ahorros en el proyecto. Para poder dar un salto así, siempre hay que arriesgarse y salir de la famosa zona de confort. ¿Tú te animarías a poner todos tus ahorros para desarrollar un proyecto, como David?
Sostener los principios, a pesar de las críticas negativas.
David jamás cambió su receta ni sus ingredientes, a pesar de recibir comentarios sobre que la salsa era demasiado picante y sugerencias para atenuar el picor. Él se mantuvo fiel a la receta y finalmente el público aceptó ampliamente su sabor. Tampoco modificó el precio de su producto estrella desde que comenzó a comercializarlo, hace más de 30 años.
Con el tiempo, vinieron importantes propuestas de fusión empresarial, que él rechazó ya que atentaban contra la calidad del producto. Además, nunca patentó a Sriracha; hoy se puede ver el logo del gallo impreso en remeras, gorras, y todo tipo de artículos, convertido en un símbolo culinario.
Así que ya lo sabes: cuando sientes que esa idea o proyecto es el camino correcto, no te dejes influenciar por críticas negativas, continúa hacia adelante.
En los detalles está la diferencia.
David Tran nunca modificó ni la materia prima ni el proceso de producción. La salsa se elabora con chiles frescos cosechados del día. Por esta razón, las plantaciones deben estar a no más de una hora de distancia de la planta de producción. Aunque sería más sencillo comprar los pimientos en el supermercado o los que vienen en escabeche, David siempre apostó por ofrecer un producto hecho con materia prima fresca, lo cual lo diferencia de la salsa Tabasco, por ejemplo.
Crecer o no crecer, esa es la cuestión.
En 2007, Huy Fong Food se vio en una encrucijada. La demanda superó su capacidad de producción y Tran tuvo que elegir entre bajar la calidad de su materia prima o detener la fabricación de Sriracha durante tres meses. Y como Tran es un hombre fiel a sus principios, optó por la última opción y tomó el riesgo. Sin embargo, esto no afectó la relación con los consumidores, quienes se mantuvieron leales a su salsa favorita.
La producción siguió creciendo y el paso siguiente fue la inauguración de una nueva fábrica en Irwindale, California. A pesar de la buena reputación de la marca, los residentes de la zona comenzaron a quejarse por los gases tóxicos que producía la nueva instalación. Para suavizar esta situación, Tran abrió las puertas de su nueva fábrica a la comunidad para generar un vínculo con ella. Hoy, la planta de producción de Irwindale produce 3.000 botellas por hora.
Todos tenemos nuestra receta de Sriracha. Sólo hay que animarse a ponerla en marcha y tener confianza en nuestras ideas. ¿Tú ya te has animado? ¡Cuéntanos tu historia!
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