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Como ser inversionista de tiempo completo

De las ocupaciones mejor remuneradas es la de inversionista. Pero también puedes quedarte sin nada de un momento a otro si no sabes lo que haces. Las fluctuaciones del mercado, la compra y venta de bienes, el cambio de las tasas, el constante subir y bajar de las acciones me traen a la memoria el juego de Tío Rico. Recuerdo que era lo que más quería y lo pedí  como regalo de navidad. Me encantaba la sensación de poseer propiedades, construir castillos y cobrar renta por cruzar mis dominios. Ya superada la infancia, la realidad del juego de las inversiones no es tan sencilla.

Para que te vaya bien en este juego, vamos a revisar lo que debes hacer antes de convertirte en profesional de las inversiones.

¿Qué características debe tener un inversionista?

El trabajo como inversionista requiere condiciones de personalidad y conocimientos específicos. No todos podemos  asumir la ansiedad de tomas decisiones tan importantes en corto tiempo. Entre estas condiciones algunas de las más importantes son las siguientes:

  1. Capacidad De Toma De Decisiones:

Los inversionistas deben ser personas altamente competentes en la toma de decisiones. Para ser eficiente en la toma de decisiones debes tener alto conocimiento acumulado sobre el tema de las inversiones, poder hacer juicios probabilísticos con riesgo e incertidumbre, en situaciones de alto riesgo, con restricciones de tiempo y considerando que hay múltiples jugadores o inversionistas cuyas decisiones también afectan las tuyas. Suena algo complejo pero no lo es tanto si cuentas con las habilidades lógicas para hacerlo.

Lo que sí debes analizar es si cuentas con las habilidades básicas de un experto en toma de decisiones: se caracterizan por ser flexibles y adaptarse con facilidad, ser rápidos en las decisiones, tener disposición hacia el riesgo y ser precisos en sus conjeturas o conclusiones.

  1. Manejo Del Riesgo:

Las inversiones implican permanentemente que estés sometido a condiciones de riesgo e incertidumbre. Si bien puedes conocer el mercado y su dinámica, no puedes predecir lo que va a pasar, por lo que tus decisiones pueden llevarte a la pérdida de importantes capitales. Toda inversión implica un nivel de riesgo. Si fuera segura la ganancia todos seriamos inversionistas. Luego, debes tener buen dominio de la ansiedad y adecuadas estrategias para afrontar el riesgo.

  1. Manejo De La Ansiedad:

Si te bloqueas con los problemas, te alteras o pierdes el control, debes pensar bien si las inversiones son lo tuyo. Un inversionista debe tener un alto autocontrol emocional, que le permita afrontar las situaciones de crisis manteniendo la racionalidad. Si no tienes este autocontrol, puedes desarrollar enfermedades a largo plazo.

  1. Habilidades Lógica-Matemáticas:

Debes ser bueno con los números y las operaciones matemáticas. Este trabajo exige que hagas comparaciones entre datos numéricos, que establezcas análisis de tasas, porcentajes, rendimientos y oportunidades, para lo que no será suficiente con tener una buena calculadora.

¿Qué Pasos Debes Seguir Para Ser Inversionista?

  1. Hacer Un Plan De Negocios

Los inversionistas tienen una empresa que debe ser planeada con lujo de detalles. Incluye la proyección de cómo mínimo tres años de funcionamiento, los estados financieros y todos los elementos propios de la constitución legal de una compañía.

Más importante, el plan de negocios debe establecer con claridad la misión, la visión, la identificación y descripción de tu producto y el portafolio de inversiones, el segmento y tamaño del mercado que pretendes cubrir, la caracterización de la competencia, el modelo de negocios o plan con el que se pretenden obtener los ingresos, las expectativas financieras, la forma en que se organizará la empresa en términos logísticos y la estrategia de mercadeo.

Aunque suena un poco engorroso, este proceso ayuda a precisar la idea de negocio, con lo que estarás más seguro de lo que planteas y de las expectativas.

  1. Decide Si Trabajarás En Solitario O En Sociedad

Esta decisión es tan trascendental como la de contraer matrimonio. Para las buenas y para las malas, con la posibilidad real y permanente de divorcio. He iniciado varias empresas en solitario y en sociedad, y veo ventajas y desventajas en los dos lados.

Cuando he iniciado una empresa en compañía de otros socios, ha sido fundamental tener intereses de vida y profesionales comunes. Si no hay afinidad la dirección estratégica de la compañía puede ser un fuerte dolor de cabeza, de permanente tire y afloje. Si la visión y la misión son compartidas, la empresa puede andar muy bien. Por supuesto, es de esperarse que el equipo de trabajo sea interdisciplinario. Si todos tienen la misma formación de poco servirá asociarse, a menos que el aporte de capital sea lo que determina la unión.

En una sociedad las decisiones son compartidas, escuchas otras voces, otros puntos de vista y hay un apoyo mutuo de tal manera que las fortalezas de cada uno cubren las deficiencias de otros. Esto, en el escenario ideal. No obstante, si hay fuertes diferencias de personalidad a mediano plazo las relaciones pueden tornarse tan complejas que hacen inviable la sociedad. Entre los aspectos que más generan malestar están las diferencias en responsabilidad, disciplina, estrategias de comunicación y estrategias de afrontamiento.

Por el lado de las empresas unipersonales nos ahorramos la conciliación y negociación permanente entre los asociados y no tienes que dividir los ingresos;  todo el dinero será tuyo. Sin embargo, tienes que dedicarte tiempo completo a resolver todos los problemas tú solo. También tienes que ocuparte de las tareas administrativas, logísticas, comerciales y de todo lo demás, en una carga que a mediano plazo resulta difícil de manejar y genera alto estrés.

Como ves, hay tantos puntos a favor como en contra. Tu personalidad e intereses son los que definirán qué tipo de empresa deseas conformar, si unipersonal o con asociados.

  1. Decide El Tipo De Sociedad Que Conformarás

Como en todo tipo de negocio, ésta es una decisión crítica por sus implicaciones en términos tributarios, legales y de funcionamiento. No es el objeto de este artículo explicar en detalle cada una de las alternativas, pero sí podemos mencionar las generalidades de las opciones:

  1. Empresas unipersonales: en este tipo de empresa tú eres el único beneficiario y responsable comercial y legal de la empresa.
  2. Sociedad limitada: el capital se divide entre los socios, quienes no responden personalmente por las deudas de la sociedad, sino en proporción a su aporte de capital.
  3. Corporación: generalmente se asocia a un grupo de empresas que aunque ofrecen servicios y productos de manera independiente, buscan un enriquecimiento común. Se aplica en el caso de la especialización en diferentes sectores del mercado bursátil.

La decisión del tipo de empresa debe ser tomada con la asesoría de contadores y administradores expertos, puesto que, como se anotaba, las implicaciones legales y tributarias son de lo más importante.

  1. Define Las Fuentes De Recursos

En este punto debes establecer con qué dinero contarás, lo que de inmediato limita o define el tipo de empresa y sus alcances. Existen varias opciones:

  1. Negociar con tu propio capital: tiene la ventaja de que no incurres en deudas con intereses que limitan tus recursos, pero la desventaja de que el nivel de riesgo es más alto. El flujo de capital, especialmente en los primeros meses o años, puede ser corto y llevarte a tomar decisiones que te den menor rentabilidad y mayor riesgo, todo por sobrevivir. Por supuesto, si lo logras, las ganancias serán todas tuyas. Esto es más usual en el caso de emprendimientos pequeños a medianos. Si piensas entrar en grandes ligas tal vez no es la mejor opción.
  2. Gestión de dinero: recibes dinero de otras personas con el compromiso de invertirlo para generar dividendos que serán repartidos entre las partes. Para ello requieres mostrar una sólida estructura financiera y logística, al igual que soportar el manejo de los recursos a través de informes periódicos justificados.

Para funcionar bajo esta modalidad debes tener los permisos para recolectar y manejar dinero de otras personas, lo que implica que deberás invertir tiempo y esfuerzo en la formalización y legalización de la empresa.

La ventaja es que el riesgo es compartido puesto que estás trabajando con el dinero de otras personas y recibes dividendos. Dichos dividendos se derivan de una comisión negociada por el manejo de los activos de tus clientes y un porcentaje de las ganancias obtenidas, comisión por rendimiento que generalmente oscila entre el 10 y el 20 por ciento.

Por supuesto, si estás empezando, pocos terrestres se atreverían a darte su capital. Deberás adquirir experiencia y cualificación antes de pretender llegar a estas esferas.

  1. Prepárate Para El Cambio De Vida

El cambio desde un trabajo remunerado a manejar una empresa propia acarrea cambios profundos, no sólo para ti sino para toda tu familia. De tener ingresos fijos estables pasas a depender de tu propio esfuerzo para obtener mes a mes recursos con los que subsistir, más aun cuando los primeros años de las compañías son los más críticos.

Por eso es importante que tengas claro el panorama y que recibas la comprensión y apoyo de tu familia. Si has estudiado con detenimiento las opciones de tu empresa, con el apoyo de expertos en la materia, y has logrado establecer un plan de negocios con perspectivas razonablemente positivas, lanzarte al agua no será una salto a ciegas; al contrario, será una paso estudiado para mejorar la calidad de vida de tu grupo familiar. No obstante, recuerda que la carrera de inversionista está plagada de incertidumbre y riesgo, por lo que aunque las perspectivas sean favorables, no está asegurado tu éxito comercial.

Si definitivamente es tu opción de vida, es momento de capacitarte a fondo en todo el funcionamiento del mercado bursátil. Requieres manejar a la perfección el funcionamiento complejo de la circulación de bienes y capitales en este entorno, al punto que puedas hacer previsiones sobre el comportamiento futuro de las acciones.

Cuando seas rico házmelo saber. Estaré feliz por ti.


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Escrito porJuan Oliveros

Catedrático, Máster en Administración Financiera, Ing. Industrial, escritor de blogs, padre y esposo devoto. Linkedin Twitter

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